23 jun 2017

Aprender a partir de la Reflexión, papel del ajedrez en la educación.





“En México, uno de los problemas fundamentales de la producción científica se debe a la falta de una cultura lógica que permita a los alumnos aprender a partir de la reflexión y creación, evitando procesos memorísticos”, señaló Javier Sánchez Pozos, profesor-investigador del Departamento de Filosofía de la Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.
Agrega más adelante: “Hay que apoyarlos en la capacidad de razonar, de entender la ciencia contemporánea que requiere esta lógica, cuya estructuración del conocimiento y discurso no sólo tienen un sentido atributivo sino relacional, fundamental para seguir desarrollando ciencia y tecnología en México.
Destacó que la lógica se debe abordar no sólo en un sentido filosófico tradicional –conocer sus leyes, modos y formas del conocimiento científico–, sino desde los métodos y principios para distinguir un razonamiento correcto de otro que no lo es”
“Uno puede aprender memorísticamente muchos elementos de las disciplinas, pero no se pueden justificar estos y argumentar en favor o en contra de alguno porque no se da un proceso reflexivo, razonado, argumentado.”
Por otra parte Josu Landa, poeta y filósofo, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,  dice del peligro de confundir el seudo desarrollo intelectual que prevalece en nuestros tiempos “ todo queda en erudición superflua accesible por Internet (que muchos confunden con educación), algo puramente funcional de cara al éxito económico-social, sin compromiso con el ethos. Se trata de lo que llamo el ‘efecto calculadora’. No es lo mismo hacer uno las sumas y las restas, familiarizarse con el manejo de los números, el álgebra, la geometría, que esperar todo de un aparato que hace hasta las operaciones más sencillas, sustrayendo a uno de la conciencia de sus raíces, sin que sean parte de mi mente.”
El ajedrez debe ser un instrumento para ejercitar la mente, sobre todo en la toma de decisiones, pero eso siempre que no caigamos en la pereza de los “engines”, de poner a analizar las posiciones a la computadora. Deben servir para comprobar los niveles alcanzados por nuestra capacidad de personal de calcular, pero no para sustituir el fértil ejercicio de analizar por nosotros mismos. Debe estimular, no privar al ser humano del sublime placer de pensar.
Memorizar y usar “engines” son dos de los peligros más importantes que deben sortear los jóvenes ambiciosos que quieren escalar los niveles más altos de desarrollo del desempeño ajedrecístico.